Alquilar un piso es una actividad de alto riesgo.
Todo propietario se enfrenta a este dilema cada vez que alquila un piso:
"¿Qué pasa si no me pagan, destrozan el piso y no les puedo echar?
¿En serio una agencia va a cuidar más la selección del inquilino que yo?”
Muchos propietarios que acuden a mi para que les alquile su casa lo hacen porque alguien de su entorno ha alquilado conmigo y le ha ido bien.
La mayoría de mis clientes vienen recomendados.
Algunos habían tenido malas experiencias previas.
Sin entrar en detalles podría contarte casos que darían para películas de Hollywood.
Como aquel al que avisaron los vecinos porque la policía había tirado la puerta abajo.
O aquel cuya vivienda se había convertido en un #fsjpl&kñ# (no se puede decir, horario infantil) y los vecinos vivían escandalizados.
Estos propietarios tienen claro que no la van a liar dos veces.
“Yo ya no me la juego.
Prefiero que esto lo haga un profesional de confianza.”
Ahora bien, ¿son todos los inquilinos así?
No.
Ni mucho menos.
La mayoría de los inquilinos son gente normal, como tú y como yo.
¿Quién no ha vivido de alquiler en alguna etapa de su vida?
Yo lo he hecho.
Lo único que quería era una casa donde estar a gusto durante un tiempo, no dar problemas a nadie y tampoco tenerlos.
No me considero una excepción.
Pero a los buenos inquilinos hay que buscarlos.
Y eso no es fácil.
Porque todos los que quieren alquilar un piso hablan maravillas de sí mismos.
A pesar de haber hecho miles de visitas, todavía no me he encontrado un candidato que diga:
“A partir del tercer mes dejaré de pagarte y te destrozaré el piso.”
No.
Esos no avisan.
A esos hay que detectarlos.
Y esa es mi especialidad.
Ya lo sabes.
Escríbeme para que un negocio rentable no se convierta en una pesadilla.
PD. La selección del candidato es el primer paso.
Pero hay más.
Para alquilar con las máximas garantías es fundamental un seguro de impago